Le quemaron la casa con su familia dentro.
La persiguieron por defender a los suyos.
Y aun así… eligió alzar la voz en nombre de la paz.

Rigoberta Menchú nació en una comunidad indígena de Guatemala, en medio de la pobreza y la represión.

Siendo apenas una adolescente, vivió el horror del conflicto armado: perdió a su padre, a su madre y a varios hermanos a manos del ejército.

Pudo huir y quedarse en silencio. Pero eligió hablar.

Desde el exilio, comenzó a contar al mundo lo que miles de campesinos vivían en su país: la discriminación, el racismo, las torturas, el olvido.

Su testimonio Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia recorrió el planeta y se convirtió en símbolo de resistencia.

En 1992 recibió el Premio Nobel de la Paz, convirtiéndose en la primera mujer indígena en lograrlo.

Desde entonces, ha dedicado su vida a la defensa de los pueblos originarios y los derechos humanos, inspirando a líderes, activistas y generaciones enteras a no callar ante la injusticia.

Rigoberta demostró que la voz más humilde puede tener la fuerza de un grito colectivo. Que el dolor puede transformarse en conciencia, y la pérdida en propósito.

En nuestro grupo de LinkedIn Dale la Vuelta a la Tortilla compartimos historias como esta: personas que convirtieron la tragedia en verdad y la lucha en legado.

Súmate a la comunidad de más de 8.200 miembros 👇
🔗 https://lnkd.in/dQTbQHMv