El arte no solo decora el mundo.

Lo explica.

Y, cuando se convierte en acción, también lo transforma.

En el Parlamento de Líderes Latinoamericanos, el arte ocupa un lugar central porque no hay liderazgo sin sensibilidad ni transformación sin conexión humana.

La creatividad, entendida como capacidad para imaginar futuros posibles, es el punto de partida para cualquier cambio duradero.

Durante décadas, confundimos estrategia con rigidez.

Creímos que los planes y los indicadores eran suficientes para sostener una visión.

Pero hoy, en una región diversa, compleja y profundamente emocional como Latinoamérica, necesitamos algo más: Necesitamos cohesión, y esa cohesión solo se logra a través de la empatía.

Ahí es donde el arte se convierte en estrategia.

En la música que une a quienes piensan distinto, en el teatro que da voz a las historias invisibles, en la pintura que convierte el dolor en belleza y en la palabra que inspira acción colectiva.

El arte enseña a escuchar antes de responder.

A observar antes de juzgar.

Y a sentir antes de decidir.

Esa es la base de este Parlamento: un espacio donde la creatividad se vuelve un lenguaje común y donde los líderes se entrenan no solo en gestión, sino en humanidad.

Porque el liderazgo del futuro no se medirá por la capacidad de controlar, sino por la habilidad de conectar.

Y no hay conexión más poderosa que la que nace del arte.